lunes, 22 de marzo de 2010

pestaña de persona

Pestañas de otoño enmarcan una historia,

la misma que cambia todos los años,

la misma pestaña grita y contiene una lágrima de mirada...

la misma pestaña grita y disfruta de saber que con sus limitaciones de pestaña hace y no solo aparenta ser

hace...

el ojo no seráa el mismo sin esa pestaña.


lunes, 1 de marzo de 2010

helado


Aquel lunes su estado de ánimo no era el que solía ser.
Sus pies, parados sobre un frondoso colchón de carnosas hojas verdeoscuro eran capaces de sostener las mil ramificaciones de aquel árbol que sentía en su cuerpo.
Era imposible distinguir si las ramas, hojas, flores que allí se encontraban eran de ese árbol o de alguna enredadera ajena, que gracias a él, se enredaba.
Entre paréntesis exclamó -¡Qué ganas de tomar un helado!, hoy es lunes de tormenta, un buen momento para mi.
Entró al jardín botánico, se sentó en el banco sin sol frente al árbol alumbrado y comenzó a escribir: “Aquel lunes…”

-Rayen-

sábado, 27 de febrero de 2010

Algún lugar

Seguir caminando,
y caminar más.
Esperar, oir
y seguir caminando,
buscando, mirando.
Oliendo caras.
Caras que recorren calles
Caras que pasan por arriba cual ahogante ola
Caras que pasan a la derecha
Caras que pasan a la izquierda
que atraviesan y se quedan.
Caras cereza que se van.

-Rayen-


miércoles, 10 de febrero de 2010



 
...y con vos podría compartir la flor que hoy se posó en mis labios.


                           -Rayen-

sábado, 30 de enero de 2010

Nadar

El océano es profundo

el viento es violento,
no para de alterar el mar


nadar,
fácil decirlo...
que difícil es sacar los pies de la orilla.


















-Rayen-

martes, 12 de enero de 2010

ODA A SALVADOR DALÍ -Federico García Lorca-


Una rosa en el alto jardín que tú deseas.
Una rueda en la pura sintaxis del acero.
Desnuda la montaña de niebla impresionista.
Los grises oteando sus balaustradas últimas.

Los pintores modernos en sus blancos estudios,
cortan la flor aséptica de la raíz cuadrada.
En las aguas del Sena un ice-berg de mármol
enfría las ventanas y disipa las yedras.

El hombre pisa fuerte las calles enlosadas.
Los cristales esquivan la magia del reflejo.
El Gobierno ha cerrado las tiendas de perfume.
La máquina eterniza sus compases binarios.

Una ausencia de bosques, biombos y entrecejos
yerra por los tejados de las casas antiguas.
El aire pulimenta su prisma sobre el mar
y el horizonte sube como un gran acueducto.

Marineros que ignoran el vino y la penumbra,
decapitan sirenas en los mares de plomo.
La Noche, negra estatua de la prudencia, tiene
el espejo redondo de la luna en su mano.

Un deseo de formas y límites nos gana.
Viene el hombre que mira con el metro amarillo.
Venus es una blanca naturaleza muerta
y los coleccionistas de mariposas huyen.

* * *

Cadaqués, en el fiel del agua y la colina,
eleva escalinatas y oculta caracolas.
Las flautas de madera pacifican el aire.
Un viejo dios silvestre da frutas a los niños.

Sus pescadores duermen, sin ensueño, en la arena.
En alta mar les sirve de brújula una rosa.
El horizonte virgen de pañuelos heridos,
junta los grandes vidrios del pez y de la luna.

Una dura corona de blancos bergantines
ciñe frentes amargas y cabellos de arena.
Las sirenas convencen, pero no sugestionan,
y salen si mostramos un vaso de agua dulce.

* * *

¡Oh, Salvador Dalí, de voz aceitunada!
No elogio tu imperfecto pincel adolescente
ni tu color que ronda la color de tu tiempo,
pero alabo tus ansias de eterno limitado.

Alma higiénica, vives sobre mármoles nuevos.
Huyes la oscura selva de formas increíbles.
Tu fantasía llega donde llegan tus manos,
y gozas el soneto del mar en tu ventana.

El mundo tiene sordas penumbras y desorden,
en los primeros términos que el humano frecuenta.
Pero ya las estrellas ocultando paisajes,
señalan el esquema perfecto de sus órbitas.

La corriente del tiempo se remansa y ordena
en las formas numéricas de un siglo y otro siglo.
Y la Muerte vencida se refugia temblando
en el círculo estrecho del minuto presente.

Al coger tu paleta, con un tiro en un ala,
pides la luz que anima la copa del olivo.
Ancha luz de Minerva, constructora de andamios,
donde no cabe el sueño ni su flora inexacta.

Pides la luz antigua que se queda en la frente,
sin bajar a la boca ni al corazón del bosque.
Luz que temen las vides entrañables de Baco
y la fuerza sin orden que lleva el agua curva.

Haces bien en poner banderines de aviso,
en el límite oscuro que relumbra de noche.
Como pintor no quieres que te ablande la forma
el algodón cambiante de una nube imprevista.

El pez en la pecera y el pájaro en la jaula.
No quieres inventarlos en el mar o en el viento.
Estilizas o copias después de haber mirado,
con honestas pupilas sus cuerpecillos ágiles.

Amas una materia definida y exacta
donde el hongo no pueda poner su campamento.
Amas la arquitectura que construye en lo ausente
y admites la bandera como una simple broma.

Dice el compás de acero su corto verso elástico.
Desconocidas islas desmiente ya la esfera.
Dice la línea recta su vertical esfuerzo
y los sabios cristales cantan sus geometrías.

* * *

Pero también la rosa del jardín donde vives.
¡Siempre la rosa, siempre, norte y sur de nosotros!
Tranquila y concentrada como una estatua ciega,
ignorante de esfuerzos soterrados que causa.

Rosa pura que limpia de artificios y croquis
y nos abre las alas tenues de la sonrisa
(Mariposa clavada que medita su vuelo).
Rosa del equilibrio sin dolores buscados.
¡Siempre la rosa!

* * *

¡Oh, Salvador Dalí de voz aceitunada!
Digo lo que me dicen tu persona y tus cuadros.
No alabo tu imperfecto pincel adolescente,
pero canto la firme dirección de tus flechas.

Canto tu bello esfuerzo de luces catalanas,
tu amor a lo que tiene explicación posible.
Canto tu corazón astronómico y tierno,
de baraja francesa y sin ninguna herida.

Canto el ansia de estatua que persigues sin tregua,
el miedo a la emoción que te aguarda en la calle.
Canto la sirenita de la mar que te canta
montada en bicicleta de corales y conchas.

Pero ante todo canto un común pensamiento
que nos une en las horas oscuras y doradas.
No es el Arte la luz que nos ciega los ojos.
Es primero el amor, la amistad o la esgrima.

Es primero que el cuadro que paciente dibujas
el seno de Teresa, la de cutis insomne,
el apretado bucle de Matilde la ingrata,
nuestra amistad pintada como un juego de oca.

Huellas dactilográficas de sangre sobre el oro,
rayen el corazón de Cataluña eterna.
Estrellas como puños sin halcón te relumbren,
mientras que tu pintura y tu vida florecen.

No mires la clepsidra con alas membranosas,
ni la dura guadaña de las alegorías.
Viste y desnuda siempre tu pincel en el aire
frente a la mar poblada de barcos y marinos.

sábado, 9 de enero de 2010

Error de dragón -Gustavo Roldan-


Dragón –dijo el jaguar- ¿Por qué hiciste al hombre?
-Creo que fue un accidente, esas cosas pasan…
-Si, pero fue un accidente grave. ¿No querés que lo coma y terminamos con el accidente?
-Todavía no, merece alguna oportunidad.
-Ya tuvo demasiadas, y además ningún animal lo quiere. ¿Te fijaste que nadie, ni con pelos ni con plumas, habla con él?
-Yo vi que hablaba con algunos animales.
-Hablaba, pero ya no. Ahora todos hacen como que no lo entienden, porque no les gusta lo que habla. Y cuando aparecen se van para otro lado.
-Eso suena feo, pero pienso que siempre hay que dar más oportunidades.
Quien te dice.
-Las oportunidades son peligrosas. Yo, como cualquier jaguar que se precie, estoy dispuesto a comérmelo ya mismo, no sé qué puede pasar si dejamos que el agua corra,
-Esperemos jaguar. ¿Qué puede pasar?
-No se. Y le tengo miedo a las cosas que no sé.
-Ese parece un pensamiento del hombre, jaguar.
-¿Ves hasta donde puede ser peligroso? Ya me estoy contagiando de su manera de pensar.
-Y me vas a contagiar a mí. Estamos entrampados, jaguar, porque comerlo también es una manera de terminar una problema a la manera del hombre.
-¿Qué hacemos, dragón?
-¿Qué hacemos, jaguar?
Y ahí se quedaron dando vuelta al problema. Una y mil veces y otras mil.
Todavía no encontraron la solución. Lástima.